Aquel martes no pudo
dormir, el calor en la habitación era sofocante, la madera acumulaba el calor
de todo el día. El ventilador del techo era insuficinete para ella, no estaba
acostumbrada a esos calores infernales. Lo tenía claro, al día siguiente haría
las maletas y se marcharía para no volver. El amor que sentía por él no era lo
suficientemente fuerte para aguantar así días y noches.
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