Explotó un martes...algo que ya estaba planificado desde hacía
meses. Escogió aquel día por ser trece, por darle a él, donde más le dolía, quería
herirlo todo lo que pudiera, y sabiendo que era supersticioso, aquel sería su
regalo de despedida. Se quería ir del grupo, pues se iría para siempre. Así,
cuando él arrancó el coche, aquel martes trece, voló por los aires y desapareció
para siempre.
No hay comentarios:
Publicar un comentario